Al duelo solo se lo vence riendo.
Hola, otra vez por acá, con las mismas ganas de escribir de siempre. Ha pasado tiempo y uno siempre regresa al papel, a lo que siente como su hogar. Ando bien, mucho mas fuerte que ayer y sigo jugando con toda mi poesía. A veces forcejeo con la memoria, intento no caer en la rendición del pensamiento de que los días pasados siempre fueron los mejores e intento también no compadecerme por las lagrimas ya hechas fósiles. A veces me acuerdo también de ciertas manos, ciertas situaciones, ciertas risas y rememoro momentos que ahora son tan solo postales del recuerdo. Aquel baile, aquel olvido, aquel beso.
Ayer me encontré con algunas fotos y ahí estabas vos con tu mirada desafiante diciéndole a la vida: "Vos no podrás conmigo". Yo te estaba abrazando, queriendo dejarte en la piel escrito que en todas las guerras estaría contigo y así a sido, así será por siempre. Por eso a veces uno se ata de pies y manos al castigo de la nostalgia y acude a la miel de la memoria para endulzar ese extrañar tan punzante, que duele y quema tanto.
Ayer encontré algunas fotos, estábamos sonriendo. Por un momento me agarre a las lagrimas con las que se justifica la vida por sentirnos frágil ante el paso del tiempo, fue solo un segundo, te lo prometo. Después hice lo que vos solías hacer, agarrarme el corazón bien fuerte y seguir, seguir andando, seguir amando, seguir viviendo, seguir, seguir, seguir ... seguir escribiendo. A pesar de mis miedos y sus murmullos, a pesar de los que hablaban de mi y los que nunca han hablado conmigo, a pesar de los no de los demás y de mis propios defectos, a pesar de mi pesar, sigo. Sigo andando, sigo amando, sigo viviendo, sigo escribiendo, sigo volando. A las penas, las tristezas y al duelo solo se los vencen riendo.
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