Lineas en Penumbras.

No es un buen momento para escribir, pero lo necesito. Hace días que vienen siendo no tan buenos dias, pero al menos al salir el sol aun intento sonreír. Supongo que yo misma me asesino y retuerzo ciento de veces. Es el dolor, el dolor que ahoga, asfixia, te entumece. No te deja pensar, ni comer, ni dormir. La vida se detuvo, por un segundo o quizás por siempre. Estoy tan cansada de tener que responder al día "Estoy bien" mas de diez veces, como si decirlo recobrara algún sentido.

¿Realmente queres que te explique como me siento? … No se en que día vivo, solo se que desde el martes a las 2.40 am perdí todo rumbo y estoy manejando un remolino de emociones. Lloro, rio, vuelvo a llorar, no quiero salir de la cama, hago de cuenta que aun sigue acá conmigo y cuando veo que no es esa realidad me quiero morir … Si, morir porque al menos así acortare el tiempo de espera para volverla a ver.
Me abrazan, escucho a las personas hablar, llorar, me rodean por todos lados, controlan si duermo, si como, si lloro, si río, si hablo o si escribo. ¿Quieren saber una cosa? … Yo no estoy ahí, estoy allá en lo hondo, donde todo hace eco. Aunque en el fondo se que algunos lo hacen para darme cuidados intensivos, ya que por el momento me siento en coma, punto aparte y revoca todo este sufrimiento.
Hoy una persona me ha dicho que perderme va a sonar tentador, que cada centímetro de piel va a pedir que lo haga, que salte, que me arriesgue. Que solamente sabré de lo que estoy hecha una vez que toque fondo. Supongo que todos necesitamos caminar a oscuras, en medio de un callejón sin salida de vez en cuando. Por eso antes de dañar la piel, de clavar puñales agónicos, de cometer los actos mas crueles, quiero dejar hechas estas líneas en penumbras. Que para que un sol nuevo pueda nacer,  fue necesario esperar a verlo a oscuras.
Adivina, adivinanza, corazón no late y parece romperse, muerte. Siente que no quiere seguir bailando, que lleva toda su vida luchando. Se siente como el salmón que se agota, de pasar toda su vida nadando contra corriente. Amar a veces conlleva a eso, un peso en los pies que te hace aplastar las margaritas, a las que algunas niñas arrancan pétalos para saber si las quieren. Miren, esto parece una de esas obras de teatro, en las que uno no sabe si reír o llorar, parar de andar en mitad del desierto, dejar de nadar en busca de una orilla, abandonar el juego de las sillas con la muerte y dejarle a ella ganar.
Adivina, adivinanza … ¿La niña duerme o esta muerta? La pequeña del juego, mi reflejo, mi gran pequeña. Llevas ojitos tristes, hasta cerrados parecen amargos. Has perdido la ultima moneda que te quedaba para rascar ese premio, otra vez será. Maldita moneda, maldita suerte, maldita vida, maldita yo que no creo en la mala suerte de los saleros cayéndose, pero si en los tréboles de cuatro hojas. No creo en la lotería pero sigo pidiendo deseos a las estrellas fugaces. Esta noche vi una, cerré los ojos y desee que te quedes. Acá adentro sigue estando oscuro, abre la ventana por favor, apesta a muerto y creo que soy yo. No puedo despegar los parpados, no consigo despertar, no quiero abrir los ojos. El dolor es un hilo muy fino, que si lo extiendes terso, corta. Como el cristal de un vaso roto que ya me da igual si medio lleno o medio vacío.
Se que me degollaran, pero yo no habré dejado de mirar al cielo y le habré guiñado un ojo a todas las constelaciones que jure un día tatuarme. Llevo toda mi vida esperando que ganen los buenos pero quizás soy demasiado niña para entender el cuento. Solo se que a veces yo soy mi propio precipicio, mi eterna caída, libre. Yo paro el corazón de quien quiero y pincho la ilusión de quien confía en mi con la punta de mis dedos, como si fuera un globo recién hinchado con unos pulmones enfermos. Lienzo, la sangre que supone morderse la lengua en un llanto, cuando no tenes una almohada que regar antes de un sueño. No duermo, no soy nadie, no soy suficiente, no soy, no. Duerme, mañana no será otro día si no has dormido lo suficiente.
Valiente, valiente, valiente, repítetelo hasta creerlo. Créeme, miento pero se saberlo que podes con todo. Y como una canción, repitiéndolo, me duermo. 


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