YO vs Mi.
Hay dos DALMA. Una esta muerta de miedo y a la otra le falta tiempo para ir detrás de cualquier sueño y jugársela. A las dos alguna vez le rompieron el corazón. Una se negó a volver a soñar y la otra agarro impulso, se enamoro de ella misma pisando tierra firme y saboreando la realidad.
Hay dos yo. Una que cree que nunca llegara a ser la que siempre ha querido ser, pero la otra ya lo consiguió hace tiempo.
Hay dos yo. Una que cree que nunca llegara a ser la que siempre ha querido ser, pero la otra ya lo consiguió hace tiempo.
Una se enoja algunas noches y se pregunta donde esta esa fe en la que siempre cree. Esa fe que le hace creer que hay esperanza en la tierra, en las personas. La otra se come las lagrimas, las traga, las digiere y se hace llamar fuerte porque puede hacerlo, porque a veces lo ha sido.
Una mira películas románticas cuando tiene ganas de llorar, la otra es fanática del cine de terror para que el miedo supere cualquier problema. Una no sale de casa sin haberse mirado al espejo, la otra apenas se mira cuando se esta lavando los dientes. Una toma te con leche, tostadas con mermelada o algún "caprichito de chocolatín". La otra en cambio se levanta apurada, toma un vaso de agua, se olvida de las tostadas y de disfrutar del desayuno de diez minutos.
Una odia los principios y la otra detesta los finales. Una aun se emociona cuando le hablan de alguna enfermedad irremediable porque quizás le tiene miedo a la muerte. La otra piensa que ojala el tiempo que le queda sea suficiente pero no teme, no puede, porque vive al limite.
Una se mira al espejo y no se gusta, la otra no sale de casa sin recordase lo mucho que valen sus curvas. Hay una de ellas que se siente sola, tan sola que a veces busca entre los libros algunas líneas de compañía, de compasión, de ternura, de magia. La otra ha sabido escaparse de esos momentos de soledad entreteniéndose con cualquier cosa que la haga olvidar.
Una es mas de cervezas, la otra es mas de gaseosas. Una es de canciones tiernas y la otra de canciones de los 80 que la hacen bailar, soñar, despertar. Una apuesta por las faldas cortas, la otra prefiere pantalón. Una se pinta los labios de rosa, la otra de rojo pasión.
Hay dos Dalma. Una que esta domesticada y la otra no. Una cree en el infinito triangulo de la suerte, la otra ha dejado de esperar fortunas. Hay una que ama por encima de cualquier cosa material y la otra se abandona a la música, al ritmo, al compas de cualquier canción.
Una enciende las luces pequeñas del espejo por las noches y las mira con los ojos entrecerrados mientras escucha alguna bonita, lenta y pacifica canción. La otra apaga todas las luces, piensa y escribe mentalmente todo lo que tiene que decir y todo lo que aun no ha dicho.
Una de esas Dalma sigue entristeciéndose a veces cuando piensa en todas esas personas que se fueron. La otra ya no mira hacia atrás, piensa que para que pensar en personas que prometían y resultaron ser todo lo que dijeron no ser. Fueron todo, menos amigos.
Hay una que no deja de pensar que algún día va a poder volar, la otra no sabe que poder elegiría si pudiera elegir uno. Una aun se ve como una niña cuando se mira al espejo, la otra se ha convertido en una versión arrugada de si misma, en una mujer de 26 que parece haber vivido 40 años.
Una ya no se ve infeliz, la otra ya no se plantea la felicidad. Hay una que es una fiera, que es implacable, salvaje, estrictamente libre y araña mucho. La otra se calma enseguida, disfraza la duda con paciencia y no levanta jamás la voz. Una canta con todas sus ganas, la otra solo escribe poemas sin sentido. Una ha dejado de reírse como una loca, la otra sobrevive a base de ataques de locura.
Hay dos Dalma, las dos forman parte de mi. Han aprendido a convivir, aun sin respetarse. A veces se arañan, se estropean, se empañan, se envenenan, se cansan, se pegan, se rompen, no encajan, se quedan sin voz y sin nombre. Hay dos versiones de mi, opuestas, opacamente visibles, antítesis entre ellas, sinónimas de mi misma.
Hay dos fieras luchando por salir. Una me da la espalda y golpea mi estomago. La otra me suplica mirándome a los ojos que la deje ir. Hay dos versiones de mi que me asustan y me encierran. Una siempre me recuerda que quiere matarme y la otra ya no puede vivir sin mi.
Hay dos fieras luchando por salir. Una me da la espalda y golpea mi estomago. La otra me suplica mirándome a los ojos que la deje ir. Hay dos versiones de mi que me asustan y me encierran. Una siempre me recuerda que quiere matarme y la otra ya no puede vivir sin mi.
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