Lluvia.

Hablamos tanto de la lluvia que un trueno termino atravesándome la garganta y tuve que escapar.
"Tu vida o tu corazón", me dijo alguien. 
"Quiero pasar mi vida en el suyo", le dije yo... Pero eso, no era posible. Era tan imposible como un amor platónico cumplido.
Como vos y yo con vidas unidas. Como pedirte que te quedaras después o llegaras antes. Y como mantenerme encendida al otro lado de la calle, viéndote por la noche sin poder tocarte y no consumirme en el esfuerzo de querer tu imposibilidad al lado de mi almohada. 
Como negarte a vos, y no negarme yo en el intento. Como olvidar tu pelo, como fingir que no estas detrás de cada palabra que me perturba, como pretender no extrañarte y como conseguirlo.
Como asentir leyendo que es cierto eso de que es el frio el que hace las ausencias mas largas cuando ahora, la única que existe es la tuya en medio de este incendio de cenizas. Te acababas de ir y tus ruidos empezaron a escucharse por las noches. Era tan imposible como pedirte que te quedaras conmigo. 
La tormenta me sorprendió con vos atrapado en la mirada, tirando botellas al mar llenas de besos que nunca llegaban. Que se perdían, que se equivocaban de puerto. Que se rompían intentando llegar a mi boca y me llenaban de cristales los labios que pegados a la ventana, solo esperaban verte aparecer. 
Y entonces, un día me deje vencer. Olvide donde buscarte, comencé a despegar tus nudillos de mis pulmones, prohibí tu olor en mis domingos y escribí todos los antónimos de tu nombre en mis ventrículos. Sino te olvido a vos, tampoco los olvidare a ellos. 
Y al final lo único que quedo fue un miedo tan inmenso como inconfesable y un deseo. Solo quería irme de ahí y dejar de esperarnos. Irme lejos, pensando que "lejos" es donde no estas, sin darme cuenta que donde realmente estabas era en mi y que no te irías hasta que yo lo decidiera. 
Pero empezaba a tener frio y vos no venias a curarme. Así que tuve que pedírtelo sin decírtelo, que me volvieras a dejar en tierra y así siguieras con tu vuelo. Pero antes quise hablarte del cielo que te rodea. Que cuando hablas, realmente creo que los relojes carecen de sentido sino es para pararlos y escucharte un rato mas... Solo un ratito mas, lo juro.
Que tuve todos los continentes en mi bolsillo después de tus abrazos. Porque cuando vos respiras el mundo a veces se paraliza y otros en cambio solo se tambalean. Pero eso es algo que solo entendemos los que hemos visto a la poesía perder las comillas. Que tu risa astilla las penas y aunque nos encontráramos en medio de una guerra, encontré la paz en tus pupilas. Y fuiste algo así como volver a casa por primera vez, después de perder mil batallas tras la espalda.
Quise decirte que mi papel siempre se redujo a contemplarte desde lejos y mas de una vez volverte tinta. Y que pudimos y aunque no fuimos pero siempre seremos. Ojala puedas entender eso. Que nos hicimos el amor una noche que llovimos y por eso te llevare conmigo siempre. Que ojala la huida, hubiera sido de tu cama a la mía. Que ojala la lucha, se hubiera reducido a morderte las rodillas y no a este cansancio lleno de ojeras mudas.
Que ojala volviera a verte cada invierno de mi vida y vieras que con vos nunca tuve prisas. Porque conocerte es viajar y besar dulce y lento un día de invierno, llenos de frio por fuera y de amor por dentro.Y que ojalas sonrías y no te culpes, ni te castigues. Porque vos cambias vidas pero no destinos. 


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