Precipicios.

Nadie escribe de esas veces donde haces lo correcto pero que internamente te sentís como una idiota. Ya nadie escribe del miedo, sobre que le paso a Neruda cuando se acabaron los cerezos y la primavera.A nadie le interesa la gente que esta sola. La gente que se abraza a si misma a oscuras porque le da miedo prender la luz y darse cuenta que nadie vino para salvarlos de otra noche de precipicios.
¿Por que no se habla de aquellos que se esconden detrás de un verso? ... Porque es la única manera de poder entender todo lo que llevan encima de sus hombros. Aquellos que sienten que sonreír es únicamente otra excusa que darles para que les partan los dientes.
¿Quién les dice "¡Para!"?... A los que necesitan la velocidad para hacer latir su corazón, a los que se enganchan de los precipicios haciéndose adictos al vicio, de lo que se supone que es vivir sin frenos.
Besos, besos, noches que parecen precipicios, caídas libres que te hacen palpitar tan rápido que no podes contar el latido por segundo. Y la razón te pide que frenes, te recuerda que no sabes volar, que vas a caer en picada y que esta vez no te podes enamorar.
¿Qué te hizo pensar que ibas a poder ordenar este caos de cabeza y corazón?
¿Qué te hizo creer que podrías reemplazar el dolor de un papel en blanco por un atraco a beso de muerte? ...
El tiempo te ha enseñado que yo soy mas de versos y de buscar la suerte en los lugares menos apropiados. Que la busco en bocas que cuentan mentiras y que mires por donde mires solo vas a encontrar a una persona perdida.
Amor, no es culpa tuya todo esto. Yo ya estaba perdida antes de conocerte, ya era un desastre en las noches con copas de por medio, ya era demasiado niña para la vida y demasiado mujer para un hombre.
Y aunque es cierto que con vos aprendí a ver el vaso medio lleno, deberías saber que tan solo me ha servido para ahogarme.

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